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En los tratados comerciales, uno supondría que estos sean cerrados por millonarias cifras que beneficien a ambas partes. Estos pagos pueden ser comúnmente en dólares, en otros casos podrían ser por medio del intercambio de productos (conocidos como truques), o en el caso de la Unión Soviética, armamento militar…

No, no se trata de una broma, lo último aunque parezca mito, es un hecho cien por ciento real.

Todo esto parte en la Feria de exhibición Estadounidense celebrada en Moscú el verano de 1959, en ella estada presente importantes funcionarios tanto del gobierno Soviético, como el enviado especial, el ese entonces Vicepresidente Richard Nixon.

En la feria se mostraron una variedad de artículos que representaran el estilo de vida estadounidense, incluso se llegó a equipar una casa con numerosos electrodomésticos. El objetivo de expo era mostrar los beneficios del capitalismo y libre mercado.

Muchas marcas esperaban que la feria les sirviera de trampolín para la introducción de sus productos en el mercado soviético.

Aprovechando lo que probablemente sería una de las pocas oportunidades en que marcas estadounidenses tuvieran contacto con el bloque comunista, uno de los altos mandos de Pepsi Donald M. Kendall, no deja pasar por alto esto, y decide darles un vaso con la popular bebido al mando soviético. Este momento le vino como anillo al dedo en el sentido publicitario para Pepsi.

Donald M. Kendall, el hombre con traje y sombrero blanco, a la izquierda Richard Nixon, y a la izquierda de ambos Nikita Jrushchov (Gettymages.ru)

Años después de aquel icónico momento, Donald M. Kendall, plantea la posibilidad de llevar Pepsi a la unión soviética. Para ese entonces Nixon ya era presidente, así que Kendall, decide usar sus influencias con él para intentar introducir Pepsi a los hogares Soviéticos.  

Previo a la firma del acuerdo, surgía una problemática; la forma de pago. La unión soviética tenía problemas a la hora de intercambiar sus divisas en los mercados internacionales, por lo que era imposible lograr un acuerdo que igualara el beneficio de ambas partes. 

Por lo que la URSS, decidió pagar uno de los productos que más abunda por estos lados; el vodka. La URSS decide concederle los derechos de distribución del famoso vodka Stolichnaya en el territorio de los Estados Unidos a Pepsi.

Pepsi como potencia militar

El acuerdo con vodka le había servido muy bien a Pepsi, pues en solo 10 años estos tenían 20 fábricas en todo el territorio de la URSS.

Aunque todo parecía ir bien, para 1989 surgía un imprevisto, el acuerdo de Pepsi estaba por expirar, su renovación tendría un costo de 3.000 millones de dólares y aunque tenía el visto bueno entre ambas partes, nuevamente la forma de pago era un problema. URSS todavía tenía problemas a la hora de intercambiar sus divisas, y el vodka no era suficiente para la renovación de tan colosal acuerdo.

La solución: armamento militar. Una forma de pago bastante peculiar que Pepsi no tuvo más remedio que aceptar, pues era la única forma de conseguir el acuerdo y prevalecer en territorio soviético.

El trato consistía en una flota de 17 submarinos, un crucero, una fragata y un destructor, que posteriormente fueron vendidos como chatarra a una compañía sueca. En un año en el que Pepsi estaba en conflicto con Coca-Cola, este armamento le hubiera sido útil. Un dato curioso es que la adquisición de estos 17 submarinos hizo que Pepsi fuera la 7º flota de submarinos en el mundo.

Por si el hecho en sí, no fuera gracioso, Donald M. Kendall, en tono de broma, le comenta al asesor de seguridad de estados unidos la siguiente frase:

“Estamos desarmando a la URSS más rápido que ustedes”

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